
Con casi tres décadas de trayectoria, Marta Alva, de Diamante, se convirtió en un símbolo de perseverancia y vocación, rompiendo barreras en un rubro históricamente masculino.
La historia de la entrerriana Marta Alva es de esas que inspiran y conmueven. Con casi 30 años manejando colectivos, se abrió camino en una actividad que por décadas estuvo reservada casi exclusivamente a los hombres. Desde sus inicios en la empresa familiar hasta su actual desempeño en la firma diamantina “El Indio”, Marta ha demostrado que la pasión y el compromiso pueden más que cualquier prejuicio.
“Empecé a los 20 años en la empresa de mi papá, Miguel”, recuerda con orgullo. “Al principio hacía el recorrido entre Diamante y Victoria con uno de mis hermanos, pero enseguida quise más: manejar colectivos grandes, de turismo, y recorrer el país”. Hoy, a los 49, combina viajes de línea e internacionales con una rutina que la llena de orgullo.
A pesar de los obstáculos que enfrentó por ser mujer en un rubro dominado por varones, Marta nunca bajó los brazos. “Conseguir trabajo no fue fácil. Repartí currículums por todos lados y no me llamaban. Me llegó una propuesta de Buenos Aires, pero tenía que mudarme. Por suerte, surgió la posibilidad de sumarme a ‘El Indio’ y desde entonces no paré”.
Una vida sobre ruedas y una familia de colectiveros
El amor por los colectivos le corre por las venas. Marta proviene de una familia ligada al transporte: “Somos una familia de colectiveros. Mi papá tuvo su propia empresa, y tres de mis hermanos también manejan. Incluso mi hijo Manuel hoy es colectivero. La tercera generación ya está en camino”, afirma con una sonrisa.
Además de su labor diaria, Marta ha sabido ganarse el respeto de pasajeros y colegas. “Muchas veces me felicitan, sobre todo las mujeres, que se sienten representadas. Me dicen que se nota que amo lo que hago”, comenta. La admiración no es solo por su habilidad al volante, sino por la dedicación que ha mantenido durante casi tres décadas.
“Cuando empecé, éramos muy pocas. Hoy hay más mujeres colectiveras, pero sigue siendo difícil conseguir un lugar. A las que tienen este sueño les digo: que no tengan miedo, que se animen. Vale la pena”, alienta.
Marta Alva: vocación, coraje y orgullo entrerriano
Más allá del trabajo, Marta reconoce que su historia también es un mensaje de superación. “Arranqué la universidad, pero me di cuenta de que mi vocación estaba arriba de un colectivo. Nunca me arrepentí”, afirma.
Actualmente, recorre rutas de todo el país y hasta realiza viajes internacionales, siendo un ejemplo de profesionalismo en cada trayecto. “Mientras el cuerpo me dé, voy a seguir. Me encanta lo que hago y me llena de alegría saber que abrí camino para otras”.
La historia de Marta Alva de Diamante no solo es la de una mujer que rompe moldes, sino la de una persona que eligió su destino con convicción, y que, en cada viaje, sigue inspirando a quienes tienen el valor de seguir sus sueños.
(El Once con información de Desde Entre Ríos)