
Cuentan con 8000 plantas de diferentes variedades; “En mi familia no había antepasados que se dedicaran al vino», cuenta uno de los protagonistas.
Situado en Colonia Ensayo, a solo 20 kilómetros de Paraná, capital de Entre Ríos, el viñedo y bodega Los Aromitos representa el sueño de una familia que, sin antecedentes en la vitivinicultura, decidió apostar por un proyecto diferente.
Mauro Jacob, estudiante de Sommelier en la Escuela Argentina de Vinos y uno de los impulsores del viñedo, compartió cómo el emprendimiento surgió de la necesidad de crear algo propio: “En mi familia no había antepasados que se dedicaran al vino. Lo que queríamos era tener un pedacito de tierra y producir algo distinto”.
El viñedo, ubicado sobre una de las lomas más sobresalientes de la zona, es uno de los motores del resurgimiento vitivinícola en Entre Ríos, una provincia que, en sus mejores épocas, fue una de las grandes productoras de vino del país.
Variedades de uvas y vinos en Los Aromitos
La familia Jacob comenzó con su producción en 2011 y hoy cuentan con alrededor de 8000 plantas de diferentes variedades. Algunas están destinadas a la vinificación mientras que otras se cultivan para el consumo directo. Entre las variedades tintas que se emplean para la producción de vino se destacan el Malbec, Merlot, Syrah, Tannat y Marselan, una cepa relativamente desconocida pero que se adapta muy bien en las tierras entrerrianas. En cuanto a las variedades blancas, se cultivan Chardonnay y una pequeña cantidad de uva Tocai.
Si bien cada variedad tiene su particularidad, es el Tannat el que más representa a Los Aromitos. Esta cepa tiene una fuerte conexión histórica con Entre Ríos: “Cuando la provincia fue una gran productora vitivinícola, esta variedad fue de las más importantes. No sé si fue la más plantada pero si era la que mejor se adaptaba y la que mejor resultado daba”, aseguró el emprendedor. El Tannat, originario de Francia, llegó por primera vez a América a través de una familia de inmigrantes vasco-franceses en 1860, quienes trajeron la variedad a Concordia. Con el tiempo, esta uva se expandió por toda la provincia y más tarde cruzó a Uruguay, donde hoy se convirtió en la cepa insignia de dicho país. “El Tannat en Uruguay es como el Malbec en Argentina”, comentó Mauro.
La finca Los Aromitos, es también una reserva natural de usos múltiples. “Además del viñedo, hay unas seis hectáreas que son de monte nativo. Trabajamos con biólogos y expertos para identificar especies, flora y fauna del lugar”, expresó Jacob. El proyecto busca un doble objetivo: por un lado, la producción vitivinícola y por otro, la preservación de la biodiversidad nativa en el monte. A su vez, tiene un enfoque turístico y educativo, ofreciendo recorridos por los senderos donde reciben visitas de escuelas y grupos interesados.
Mauro destacó que hace poco recibieron un certificado de sustentabilidad de la Organización Internacional Agropecuaria (OIA) luego de una auditoría realizada el mes pasado: “Logramos alcanzar el nivel mínimo en la bodega y el nivel medio en el viñedo, por lo que somos un proyecto sustentable”, remarcó. Este paso es importante para el equipo, que siempre tuvo la intención de trabajar en armonía con el medio ambiente, aunque reconocen que la agricultura orgánica requiere más cuidados. “Es el primer paso hacia un enfoque más responsable y sostenible”, concluyó el emprendedor.
El vino entrerriano: un mercado en expansión
Los Aromitos produce anualmente 14.000 litros de vino. En la provincia entrerriana, este mercado está evolucionando positivamente gracias al crecimiento del enoturismo. “Apostamos mucho por el enoturismo. Creo que hoy todos los proyectos vitivinícolas que hay en Entre Ríos tienen o están esforzándose en hacer turístico su lugar. Es un sector que está creciendo y cada vez más vinotecas, restaurantes y hoteles de la provincia se suman a la oferta de vinos locales», comentó el productor.
La bodega logró expandir su presencia más allá de Entre Ríos. Actualmente, sus productos se venden en Santa Fe, Rosario, Buenos Aires, y hasta en Mendoza, donde se destacan en el reconocido vinobar VinoBien. Este establecimiento es conocido por tener una carta federal de vinos. “Es un honor que, en un lugar tan prestigioso, hayan elegido nuestro vino”, manifestó Mauro.
Por su parte, la bodega participó en diversos eventos en Mendoza, siendo invitada en varias ocasiones por su creciente reputación y por el interés que generó su vino en el circuito vitivinícola. “Nos han invitado tras conocer nuestro producto. Eso demuestra el impacto que está teniendo el vino de Entre Ríos en otras regiones”, expresó Jacob.
Trabajo en equipo y visiones a futuro
El trabajo en equipo fue la clave para el éxito del emprendimiento. Compuesta por cinco miembros, la familia Jacob se involucra activamente en cada etapa del proceso, desde la cosecha de uvas y producción de vino hasta la organización de eventos.
“De los hermanos, mi hermano mayor y yo somos los que más involucrados estamos. Leandro es arquitecto y, aunque su enfoque principal no está en la bodega, si se encarga de planificar los eventos y el diseño de todo lo relacionado con la infraestructura, como la construcción y el movimiento del turismo. Juntos organizamos muchos de los eventos que realizamos”, comentó el emprendedor.
La madre de Mauro, fue la visionaria detrás del proyecto: “Ella tuvo la idea de iniciar el viñedo y es la que organiza y lidera a nivel general y papá trabaja principalmente en la bodega”.
El trabajo en Los Aromitos también cuenta con la colaboración de otros familiares: “Tíos y tías se suman a eventos y tareas de colaboración. Mi prima, apoya en áreas de comunicación y marketing de vino y ayuda en la organización de eventos y catas. Cada uno tiene su rol, aunque no siempre están 100% definidos. A veces me toca cosechar uvas, asistir a ferias a vender vino o entregar cajas, pero nos organizamos bien y nos complementamos”, indicó Mauro.
El viñedo también da empleo a personas de la zona. “Hay dos personas trabajando de lunes a viernes. En el viñedo todo el año hay trabajo. Hay que hacer la poda, raleos de racimos, de hojas, de brotes, lo que sea. También en la vendimia siempre se buscan trabajadores locales”.
En cuanto a sus planes a futuro, la familia Jacob tiene en mente un proyecto de expansión. “Nuestro objetivo es trasladar la bodega– actualmente ubicada en Crespo– al viñedo. Eso nos permitirá optimizar el proceso de producción y fortalecer la experiencia turística. Queremos integrar aún más la bodega y el viñedo, y quizás en un futuro, tener un restaurante que ofrezca una experiencia completa”, señaló el menor de los hermanos.
Con un fuerte enfoque familiar, sostenible y federal, los Jacob han logrado posicionar su vino tanto en el mercado local como en el nacional. Los Aromitos es un claro ejemplo de cómo la vitivinicultura de Entre Ríos está recobrando su protagonismo. Con una mirada hacia el futuro, la bodega y viñedo sigue creciendo y reafirmando el potencial de la región.
Agrofy News – Agustina Azcoaga